Oxia TT232

¿Conoces el Volvo C303?

Al terminar la segunda guerra mundial, Suecia debía decidir unirse a la OTAN o buscarse la vida para defenderse ella misma de la antigua Unión Soviética.

La decisión tomada fue crear su propia defensa y propio armamento para evitar depender de terceros paises ante cualquier conflicto.

Iniciaron diferentes programas armamentísticos entre los cuales se incluían aviones de combate capaces de aterrizar y despegar desde cualquier autovía del pais.

Pero una gran carencia eran los vehiculos 4×4 multipropósito capaces de servir como ambulancia, para transportar tropas, antitanque o para instalar ametralladores en su techo para protegerse del enemigo. Conseguir este vehículo era labor de Volvo, la compañía sueca de automoción.

En 1959 nació el volvo C202 para en 1974 evolucionar al mítico Volvo C303, un vehículo de 4,4m de longitud, 1,9m de anchura y 2.400 kg. Al mismo tiempo existieron diferentes versiones, la C304 y la C306. Las diferencias eran las dimensiones, tipo de tracción 6×6 y características de defensa, capacidad o posibles usos diferentes del mismo. 

¿Por qué todo esto? Ahora lo veras

Cuando Antonio me contacta, al principio no me creía todo lo que me solicitaba para la bicicleta, pensé que era un amigo gastándome una broma.
La sucesión de emails y llamadas telefónicas fue constante, muchas discrepancias, divagaciones e infinidad de momentos de tormentas de ideas.

Lo primero extraño era lo longitud de vainas, 500mm, casi nada, punteras extensibles, posibilidad de montar cubiertas de gravel y 29×2.8. Diferentes soportes para guardabarros, portabultos, portabidones. Mezcla de grupos de transmisión, diferentes guiados de cables que estarán vacíos para un posible uso en el futuro, etc.

Y la gran dichosa, la horquilla también a medida con todos los detalles que me había pedido.

A todo esto había que sumarle la altura de Antonio y su corta entrepierna.

Noches sin dormir pasé pensando como lograr ajustar cada detalle que me pedía…porque claro, cada email iba acompañado de un dibujo técnico o un boceto en 3D.

Claro, esto suponía horas de teléfono, mas que en los 90 cuando empezaron las tarifas planas y te pasabas las horas muertas hablando con la novia o con algún amigo, eso si, siempre y cuando no fuesen las 18.00 para conectar el modem de 56k y navegar por la inmensidad de internet de aquella época.

Esta bicicleta no podía ser como el resto, es más, desde que empecé con ella hasta que salió del taller terminé otras dos. El ritmo era diferente, en ocasiones el proceso era prueba/error. Mirar, remirar, medir, remedir, enviar fotos a Antonio, hablar sobre ellas…

A muchos kilometros de distancia, Antonio fabricó su bicicleta con mis manos, era su deseo y así se gestó. Por ello le dejo que forme parte de esta historia y nos deleite con su forma de ver el ciclismo, la aventura y las bicicletas.

La ultrabici de todoturismo

Hay quien se considera ciclista y, por tanto, depor-ciclista, por el hecho de usar una bici. Pero se puede ser, además, también usando una bici, «alforjista» de cicloturismo, «ciclomochilista» (bikepacker, que queda más guay), «viajerista», «aventurista», «explorista», y, simplemente, persona que usa la bici para desplazarse por la superficie del planeta.

Sin ir contra el deporte competitivo ni nada de eso, pero también sin perder independencia de criterio ni pertenecer a un grupo consumidor de productos de márketing ni guetos deportivos ni parecer que hemos perdido el pelotón cuando paramos a tomar algo en una terraza. Utilizando la bici en desplazamientos por carretera, pista y montaña intentando no interferir con otras formas de transporte y de vida, se puede extraer la inspiración del entorno y devolverle el máximo beneficio y mínima interferencia en la relación con él, sea un paraje rural, sea urbano o sea silvestre, y sin dañar senderos ni ahuyentar la fauna salvaje ni molestar a viandantes y caminantes.

Es pura magia esto de desplazarse con la fuerza natural del cuerpo con una eficiencia, desplazando pesos y a velocidades impensables sin este sencillo mecanismo de dos ruedas que es la bici. Conscientes de esa magia, todo es un viaje, todo se ve siempre como si fuera por primera vez, como visitantes sorprendidos ante lo más insignificante, como lúcidos observadores invisibles y anónimos que no dejan huella; así, todo es turismo: desde el viaje por los Urales o el fin de semana por las Alpujarras hasta el trayecto diario al trabajo por la mañana soleada o recién nevada.

Para eso, no hace falta llevar ropa con logotipos de marcas comerciales (que, en todo caso, deberían pagarnos por llevarlas, dicho sea de paso) ni tampoco hace falta recortar segundos de nuestros trayectos de alguna parte a algún lugar, o de ningún lado a ningún sitio, que también es posible, si bien la costumbre hace que acabes circulando más bien rápido y con fluidez por carretera, ciudad, pista, camino, senda o trocha.
Pero es que, además, si se trata de rendimiento y fortalecimiento físico, siempre podemos entrenar con resistencia. Es decir, si entrenamos con una bici cargada, por ejemplo, con la compra del súper en alforjas o ciclomochilas, más pesada y menos aerodinámica a velocidades altas, en realidad estamos mejorando la resistencia aeróbica y anaeróbica en relación a entrenamientos con bicis más ligeras y aerodinámicas, es decir, nos hacemos polivalentes en lugar de especialistas y, cuando liberemos el peso de la carga, volaremos. Somos libres, pero no basta con decirlo, hay que ponerlo en práctica.

Ahora bien, la libertad está en la mente, que es indomable, y no en el cuerpo, que, como materia, es la parte más débil. No hay por qué creerse siempre la publicidad de las compañías de ciclismo deportivo, con la manía de promover la compra, más que el uso, de bicis específicas para distintos tipos de terreno. Más allá de la competición, hay un inacabable mundo por explorar.

La propia industria pierde una oportunidad de oro al ignorar el inmenso potencial del mercado de bici robusta, práctica, urbana, rural, de montaña, de carreteras secundarias, de viaje, de trabajo, de transporte, de carga, etc., mientras se obsesionan solo con el comparativamente reducido gueto de mercado efímero de la emulación del deporte profesional de alta competición.

Está todo por hacer para inspirar a la gente de todo tipo a usar la bici de forma cotidiana. Si alguien puede inspirar, son las marcas comerciales, porque está claro que son especialistas en ello y que, por otro lado, los organismos públicos no tienen ni interés ni experiencia en esa promoción. Por ejemplo, se puede concebir la bici como una herramienta presente en todas las facetas de la vida que impliquen desplazamiento dentro del rango de alcance satisfactorio con los tiempos y modos de una bici, de manera que sea un modo práctico de comunicación y conexión en movimiento con los paisajes, los seres, los organismos, las personas.
La bici más universal es la que sirve para todo sin nada específico limitante, lo que podríamos denominar la «ultrabici de todoturismo».

En el equivalente de las furgos camperizadas, la ultrabici es para hacer todo tipo de turismo y uso de ella. Por otro lado, mientras se cuele exclusivamente la estética de la competición tipo Fórmula 1 ciclista en el uso cotidiano de la bici, estaremos vendidos y limitados a algo que no siempre se necesita, pero, sobre todo, se pierde toda una gama de usos y una comunidad de potenciales usuarios entusiastas.

Es cierto que hay un grupo importante consumidores que piden bici competitiva aunque no compitan (de la misma manera que hay quienes se visten con las camisetas de sus equipos favoritos aunque no practiquen ese deporte), pero en términos de población total potencial, es una ínfima minoría.

Las marcas de bicis están dejando de lado a una inmensa mayoría de usuarios potenciales que tienen otros intereses y hacen otros usos, que esperan que se les ofrezca un producto digno sin tintes deportivos innecesarios, pero algo que les inspire ―además, con la pandemia, las grandes compañías, dormidas en los laureles, han perdido una oportunidad de oro de abrir el espectro de población ciclousuaria―.

Esa masa crítica haría que las instituciones se ocuparan de una demanda masiva respecto a regulación, mantenimiento y creación de vías ciclables útiles para las actividades humanas prácticas, además de las de ocio, que, por ahora, son las más abundantes. 

Por contra, la mayoría se ve olvidada, relegada a un uso anodino y minusvalorado de la bici. Se ven obligados a recurrir a bicis de baja calidad, a medio camino entre el concepto de juguete y el de chatarra de usar y tirar. Acuden a las grandes superficies buscando gastarse lo menos posible (porque en juguetes y chatarra se gasta lo mínimo, claro) sin asesoramiento ni calidad de servicio y atención, y se llevan bicis con cara de entre avergonzados y esperanzados, pero se ve que irán al trastero del olvido a la primera de cambio por decepcionantes, ineficientes y de difícil reparación.

Tras una primera desilusión, se acaba aborreciendo el uso utilitario, práctico y dinámico de la bici integrada en todas las facetas dinámicas de la vida.

Por otro lado, en un aspecto más técnico, en el otro extremo del entusiasmo común por el uso de la bici de deporte, y entre los numerosos tipos de bicis que podría y debería haber, tendríamos la ultrabici de todoturismo. Uno de los rasgos de esta máquina es que se basa en mayor distancia entre ejes, lo cual va contra los estándares del mundo ciclista deportivo comercial. La ultrabici se encarga del trabajo de estabilidad y comodidad cuando llevas más de dos o tres horas de ruta.
Con las vainas, en concreto, la cantinela dominante es que sean cortas, muy cortas, más cortas, con la rueda trasera encajonada, remetida, casi rozando el tubo del sillín. Es exagerado. Al menos, es exagerado que solo exista esta opción. Sin embargo, vainas de entre 485 y 500 mm no supondrán un problema para usuarios que no vayan contando los segundos de sus recorridos o no se ganen la vida así.

Hay fabricantes que ya producen bicis con esas características. Los descensos rápidos por asfalto, a más de 50 por hora, o por pista, así como llanear a 30 por hora de crucero con alforjas o ciclomochilas con este tipo de geometría es una delicia de aplomo y estabilidad, equiparable a las bicis de doble suspensión. Las escaladas escarpadas, también, pues la rueda delantera no despega y, con desarrollos y neumáticos adecuados, se puede ir en el sillín sin perder tracción.

El único inconveniente comparativo de la bici larga se da en trialeras reviradas y cerradas (que constituyen un porcentaje mínimo en todo trayecto viajero o utilitario práctico), en las que es mejor una bici corta. Fuera de ahí, no hay límites para geometrías largas.

La comodidad de llevar alforjas sin que rocen en los talones, menos tensiones en la transmisión, ausencia de interferencias entre desviador y neumáticos gruesos, etc., son algunas más de las ventajas de la geometría de la ultrabici. En definitiva, se trata de comodidad, utilidad y versatilidad de uso para todos los viajes de la vida, no solo de recortar segundos, pero, además, con la posibilidad de ir siempre entrenando y optimizando la forma física yendo a gusto, disfrutando y contagiando confianza, entusiasmo y fortaleza mental y física.

Buen viaje de la vida a todos los seres ciclousuarios.

Aquí vuelve Carlos, ¿has entendido el porqué de la entradilla con el Volvo 303? Polivalencia.

EL RESULTADO FINAL

Aquí voy a escribir poco, muy poco, os dejó un buen surtido de imágenes para disfrutar.

COMPONENTES

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Carlos - Oxia Cycles

Pongo toda mi pasión y conocimiento en un solo objetivo: hacerte feliz cada vez que montas en bicicleta.